Acerca de tres textos sobre Alcides Martínez Portillo
“Conocí a Alcides brevemente en 1995, en los días en que lanzaba con varios colaboradores su proyecto sobre John Cagge y Conchita López, pero no fue sino hasta el año siguiente que comenzamos a trabar amistad, cuando ambos trabajamos en el Departamento de Artes Plásticas de la Dirección Nacional de Cultura. Su encanto como narrador oral, las coloridas historias de su vida, su amplia cultura y su fascinación por las posibilidades creativas de Internet, que él extendía hasta horizontes filosóficos y místicos, me cautivaron de inmediato. Durante aquellos últimos años del primer milenio estuve sentado muchas horas junto a él frente a la pantalla de su computadora mientras lo miraba trabajar, observando su divertida manipulación de las imágenes y su fluido despliegue de recursos y conocimientos técnicos. Mientras trabajaba, lo oía entretejer los comentarios estéticos que le provocaba el resultado de cada procedimiento con la exposición de sus ideas sobre el mundo virtual de Internet, el relato de sus experiencias como uno de los pioneros en la producción de arte en el ámbito de la tecnología informática y las reflexiones que le producían sus lecturas de Baudelaire, Borges o Beckett (para nombrar solo a algunos de los escritores que inspiraron mucho del espíritu con el que Alcides acometió sus proyectos).(...)” Sergio Altesor