ALCIDES MARTÍNEZ PORTILLO

ARCHIVO VIRTUAL EN CONSTRUCCIÓN

EN UN LIBRO DE HAIKUS UN BOLETO DE NEUQUEN:

Recuerdo de AMP.

Danielito había conocido a Vero en una de las plazas céntricas, mientras ella hacía una de sus esculturas/personaje. -Es alucinante, tienen que verla! -nos dijo. (Daniel era extraordinario, inquieto, magnético, y siempre tenía novedades sorprendentes.)

Como se venía el 1° Video Relámpago de Cinemateca (1990?) Alejandro ideó un guión para ese día, una especie de clip chamánico ciberpunk. Los actores serían Verónica y el Dani, pero como siempre, faltaba la cámara. Vero invitó entonces a un amigo suyo recién llegado de Bs. As, que tenía una VHS y seguro se colgaría con la historia. (No sabíamos todavía que ella y él llevaban años trabajando juntos, ni que ambos habían conquistado ya primeros premios nacionales.)prologo 

Aquél tipo de bigote tupido, mirada alegre y pelo revuelto, que usaba un curioso casco de escafandra al cuello, se unió a la producción con entusiasmo, genio y contagioso buenhumor. Alcides, con su cámara, resultó fundamental para que el video ganara finalmente el concurso.

Cuando la organización pasó a preguntar por el nombre de la obra y el grupo, quedamos mirándonos, no lo habíamos pensado. Pero Alejandro respondió con una seguridad que todos aprobamos orgullosos: -Banquete de Pordioseros -dijo; -Somos Los Telgopores Reptantes!

Seguramente esa misma noche nos debemos de haber reunido en el apartamento de Alcides, en Soriano y Julio Herrera; lo más parecido a la Factory de Warhol que conocí en Mvdeo: un lugar con la puerta siempre abierta, con un ambiente de intensa actividad creativa, donde día y noche coincidían artistas y entusiastas del under; videastas, performers, actores, actrices, escritores, escritoras, dibujantes, pintores, diseñadores, programadores, músicos; que se influenciaban, convocaban, y animaban mutuamente, compartiendo proyectos, conocimiento, comidas y juegos; que Alcides apadrinaba, promovía, inventaba, concretaba, venciendo siempre a “la realidad contundente.”

Ese es el Alcides que conocí. Esto es una versión de cómo un ser humano entrañable y generosísimo fue manifestando su inmensa estatura artística con inusual humildad.

Uno no sólo podía quedarse en su casa tres días seguidos mientras él lo ayudaba a realizar una idea, disfrutando mientras tanto de sus libros, cassetts, películas y videogames, o paladeando su famoso té de cardamomo, o el gramajo de algún boliche donde él siempre terminaba invitando, sino que a la hora de “actuar”, él hacía suya la preocupación de que nadie perdiese plata en la empresa, o de que en lo posible se ganase algo. Había detrás de esto un detalle increíble: Alcides había ganado en Argentina un premio nacional de artes plásticas que consistía en una beca vitalicia; pero lejos de descansar en esa suerte, consideraba su deber (lo que era felizmente algo natural en él) producir arte a un ritmo sostenido, vigoroso, incansable, generando múltiples proyectos simultáneos, para la vía pública, para los museos, para los boliches.

linkedin facebook pinterest youtube rss twitter instagram facebook-blank rss-blank linkedin-blank pinterest youtube twitter instagram